Palabras que hieren


PALABRAS QUE HIEREN
El diálogo en la mañana de ese viernes era amargo.

De los espectadores:
- ¡Si eres el hijo de Dios bájate de la cruz!
De los líderes religiosos:

- A otros salvó, pero a sí mismo no se puede salvar.
De los soldados:
- Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
Palabras amargas. Ácido con sarcasmo. Odio. Irreverencia. ¿No era suficiente que Él estaba siendo crucificado? ¿No era suficiente que estaba siendo avergonzado como un criminal? ¿No eran suficientes los clavos? ¿Fue la corona de espinas demasiado suave? ¿Habían sido muy pobres los azotes? Para algunos, aparentemente sí.

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