Jesus te necesita,tu trabajo es crucial

DONDE ESTAN LOS CAMPOS?Eran los primeros días de enero y el Señor cruzaba Samaria rumbo a Galilea. Había estado hablando con una samaritana, revelándole su pasado y observando en ella un corazón hambriento. Al comprender que la samari tana representaba una sed universal de vida nueva, Jesús les habló a sus discípulos sobre la cosecha que urgente mente les llamaba.





Pero los discípulos, conscientes sólo de las realidades naturales y no de las espirituales, le recordaron que la época de la siega no llegaría sino hasta principios de mayo. Jesús entonces, divisando las multitudes que presurosas se acercaban desde los villorrios samaritanos, les dijo: "¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega".



Desde luego, el Señor se refería a la gente y no a los granos. No hablaba de semillas germinando en la tierra, sino del evangelio germinando en los corazones, y listos ya para ser segados. Me parece que lo más natural haya sido que los discípulos le preguntaran: "¿Cuáles campos? ¿Dónde están los campos blancos para la siega?" Y nosotros, habitantes del Siglo Veinte, podemos hacer la misma pregunta: "¿Dónde están los campos?" Yo les aseguro que la pregunta es mucho más urgente que lo que a primera vista parece.



La pura verdad es que la respuesta llega demasiado tarde en cuanto a los países bajo la bota comunista, y para otros países y regiones del mundo en donde el cris tianismo es casi sinónimo de colonialismo y explotación Uno de los mayores peligros de nuestros tiempos es que las muchedumbres que por millones están emergiendo, rechacen no sólo nuestros sistemas políticos varios, sino a nuestro Cristo y nuestro cristianismo.



Juan Wesley dijo: "El mundo es mi parroquia". Por supuesto, estaba en lo correcto. Pero mucho antes que él, Cristo dijo: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura". Y "que el arrepentimiento y la remisión de pecados se predicase en su nombre en las naciones". Y también: "Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega".



Indudablemente, uno de los campos a que el Señor Jesús se refería son:



I. LAS NACIONES-EL MUNDO DE DIVISIONES POLITICAS.



Todos los días escuchamos y leemos sobre el tremendo incremento de la población mundial. No fue sino hasta 1830 que el mundo llegó a tener mil millones de habitantes. Pero luego, en sólo 100 años llegó a los dos mil millones. Mas he aquí que ahora en sólo treinta y cinco años ha llegado a los tres mil millones.



Es difícil comprender esta "explosión" humana. Y más difícil aún comprender el desafío que nos presenta a los cristianos.



Para ayudarnos un poco, permítame relatarle lo que Henry Leppert dice para ilustrar estas cifras astronómicas. El sugiere que mentalmente reduzcamos la población del mundo a un pueblo de mil habitantes. De estos mil, 330 serían clasificados como cristianos. Menos de 100 serían protestantes y como 230 serían católico-romanos. De esos mil habitantes, unos 80 serían comunistas fanáticos, y 370 vivirían bajo la férula comunista. De los mil, 303 serían blancos, y 697 de otras razas. La mitad de ellos nunca habrían escuchado el nombre de Cristo, y menos aún sus enseñanzas, mientras que más de la mitad sabrían quienes fueron Lenin y Marx.



La verdad es que los cristianos estamos perdiendo terreno en el mundo. Aunque casi una tercera parte se clasifica como cristiana, el hecho triste es que la población cristiana está aumentando sólo una tercera parte de lo que aumenta la población mundial, y que en los países donde el cristianismo es más reducido, el aumento de la población es más intenso.hasta 1830 que el mundo llegó a tener mil millones de habitantes. Pero luego, en sólo 100 años llegó a los dos mil millones. Mas he aquí que ahora en sólo treinta y cinco años ha llegado a los tres mil millones. ¡Cómo es urgente que alcemos los ojos! Que los alcemos de nuestros intereses materialistas, de nuestros libros y revistas seculares, de nuestro progreso económico, de nuestras riñas por niñerías, de nuestros sueños de gran deza, y que veamos los millones y millones de seres en el mundo sin Cristo y sin esperanza. Una gigantesca ola de humanidad se alza sobre nosotros, y tenemos que hacer en ella un impacto en favor de Cristo, o ella nos sumergirá y ahogará.



La hora es avanzada, y quizá en algunas partes del mundo ya sea demasiado tarde.



Hace poco tuve el privilegio de dirigir unas campañas de evangelismo en África del Sur. El ambiente estaba cargado de tensiones y cambios. Casi diariamente reci bíamos noticias de luchas entre razas y crueles combates en el norte. Parecía que medio continente estaba en llamas. El miedo y la desconfianza casi se respiraban, y todo África parecía a punto de estallar. Esos millones, y otros muchos millones alrededor del mundo están sobre la marcha. No están seguros de su destino pero han emprendido la marcha. No saben a dónde van, pero sí saben que no volverán a su estado anterior.



Esta condición no se limita a un continente. Todo el mundo está en transición. Ha roto con el pasado y se halla en el umbral de una nueva era. Si el espectáculo de casi ochocientos millones de chinos vueltos al comunismo, y de más de quinientos millones en India que han cerrado las puertas y las mentes al cristianismo, y de más de trescientos millones en África que han roto sus lazos al pasado, y de otros cientos de millones que afrontan el futuro con odio mezclado con esperanza. si ese espec táculo no nos estremece y nos mueve a la acción, entonces algo anda muy mal en nuestra cabeza, en nuestro corazón, o en las dos partes.



Cristo nos llama con urgencia, diciendo: "Alzad vues tros ojos y mirad; mirad y haced algo por redimir a los millones hambrientos, consumidos por el odio, llenos de esperanza, antes que ellos, y vosotros también, seáis aniquilados, y vuestro planeta se vuelva un páramo donde sólo se hallen los cráteres formados por las bombas, y sea un desierto cubierto con polvo atómico".



Otro campo al que Jesucristo indudablemente se refería, es:



II. LA IGLESIA-EL MUNDO RELIGIOSO.



Si alguno piensa que no debería mencionar la Iglesia como un campo necesitado, permítame recordarle lo que E. Stanley Jones ha dicho: "Hoy día la iglesia se ha vuelto un campo de evangelización en vez de una potencia evangelizadora".



Con mucha frecuencia los pastores me dicen: "Si en esta campaña no alcanzamos a ninguna persona nueva, suficiente será que tengamos tal avivamiento que todos los miembros de la iglesia se aviven y renueven sus votos de consagración y devoción". La razón es que cualquier pastor sabe que en los servicios regulares de su iglesia pueden gozar frutos evangelísticos, si tan sólo la iglesia es avivada y el pueblo cristiano recobra el espíritu de evangelismo. Esa es la tarea primordial de pastores y evangelistas; no sólo predicar sermones evangelísticos, sino causar una iglesia evangelizadora.



Porque, al fin y al cabo, la Iglesia no tiene sino una misión: redimir al mundo. La ganancia de almas debe tener prioridad en el programa eclesiástico. El evange lismo no es una actividad al margen: no es un programa opcional; no, sino que es la función primordial de la Iglesia. Como dijera Willard Sperry: "La tarea más im portante de la Iglesia es lograr que Cristo sea real a cada generación".Si, pues, el evangelismo es la tarea fundamental de la Iglesia, fracasar en ello es fracasar por completo-no importa cuanto éxito alcancemos en todo lo demás. Si fallamos allí, somos un fracaso para Dios, un fracaso para la humanidad perdida, y un fracaso en nuestro propósito y nuestra misión.



No hay manera de compensar por el fracaso en el evangelismo. El aumento en las finanzas no ocultará ese fracaso, ni tampoco el construir mejores templos, ni el aumentar la asistencia a la escuela dominical, ni crecer en membresía. Tener mejor prestigio no disimulará el fracaso, ni ser más cultos. No hay nada, absolutamente nada que compense por el fracaso en la tarea fundamental de la Iglesia: ganar a los perdidos para Cristo Jesús.



Tampoco podemos compensar como individuos por ese fracaso. Aunque mejoremos la educación cristiana, aunque cantemos mejor, aunque prediquemos más elocuentemente, aunque perfeccionemos la administración, aunque incrementemos las finanzas. Cristo no dijo: "Pagad," sino "Id por todo el mundo". Quizá usted diga: "Es que yo no puedo ir al África, ni a India". No, es cierto, pero sí puede ir a cada rincón del lugar donde vive, a su vecin dario, a su escuela, a su tienda, y hablar de lo real que Cristo es para Usted. Usted puede alzar sus ojos y ver los campos a su derredor, y entonces arrodillarse y orar hasta que su alma se sature de la pasión por redimir a los perdidos que lo rodean. ¡Cuán urgente es que levantemos la vista! Que la levantemos de nuestros planes para construir, de nuestros esfuerzos por levantar más dinero, de nuestra propaganda y campañas de asistencia, y veamos los miles y miles dentro de la iglesia que están fríos, indiferentes, secos a la causa eterna que en realidad nos concierne.



Las iglesias están de moda hoy, pero no por el éxito de su misión redentora, sino por sus planes de unirse, de levantar más fondos, de edificar más templos, de tener más miembros, de lograr mejores asistencias, y, por su puesto, de volverse "ecuménicas".



Todo eso es importante, pero no esencial. Serían esen ciales si se tratara de establecer una institución, pero es el caso que se trata de establecer un reino, el Reino de Dios.



La religión hoy es popular en muchas partes. ¡Qué tragedia! Porque cuando la religión es popular, cesa de ser redentora. Hoy día la iglesia tiene más dinero y más miembros, pero menos influencia y menos poder. Hemos olvidado que no sólo debemos consolar a los afligidos, sino también despertar a los dormidos. Y perdemos el tiempo entonando canciones de cuna a los que duermen en las bancas del templo, mientras el mundo afuera se convence más y más de que la Iglesia no tiene un mensaje para el atribulado mundo de actualidad. ¡Qué tragedia: el mundo está en revolución y la Iglesia duerme! Sin embargo, no olvidemos que otro campo al que Jesús se refería es:



III. EL INDIVIDUO-EL MUNDO DE LAS NECESIDADES PERSONALES.



El campo, en fin de cuentas, es cada hombre y mujer, cada joven y señorita, cada niño y niña, que están sin Cristo.



Madame Curie dijo: "Los científicos debemos intere sarnos en las cosas, no en las personas". Ese pudiera ser un buen lema para los científicos-quizá lo fuera antes de la era atómica-pero nunca para el cristiano. Más bien, "El cristiano debe interesarse profundamente en los individuos".



Comencé este mensaje con una samaritana: permítame terminarlo con la historia que Cristo relató sobre un samaritano, una historia tan conocida que me temo haya perdido su efecto perturbador.



Por supuesto, usted la recuerda bien: Iba un hombre camino de Jerusalén a Jericó cuando unos bandidos lo asaltaron dejándolo maltrecho y sangrante. Un sacerdote pasó, lo vio, pero siguió su camino. ¿Por qué? Alguien sugirió que el sacerdote iba a Jericó a predicar un gran sermón sobre el evangelismo personal, y no tenía tiempo de detenerse y ayudar a aquel pobre hombre abandonado. Temía llegar tarde al servicio.



Después pasó un levita, y cuando vio al malherido, también se fue de largo. Un "levita" de hoy sería un oficial de la iglesia, o un miembro del coro, o un maestro de escuela dominical. Quizá el levita iba a Jericó a una reunión misionera, o a una junta oficial, o a un ensayo del coro. El hecho es que se pasó de largo, esquivando la angustiosa condición del viajero asaltado. Estaba demasiado ocupado en la iglesia para distraerse en otras cosas. En una revista reciente se publicó el caso de una mujer que fue asaltada en la noche, mientras un buen número de personas oían sus gritos de auxilio y sus quejidos, pero nadie hizo nada por ayudarla, ni siquiera por llamar a la policía. El escritor dijo que el hombre moderno cree firmemente en "la política de la no intervención".Al leerlo, pensé: "Dios mío, cuántos cristianos creen también en esta 'política de la no intervención'. Ven hogares destruyéndose, vidas haciéndose pedazos, mentes volviéndose locas, almas cayendo en la condenación pero se pasan de largo porque no quieren intervenir".



Mas luego el Señor contó de un samaritano; uno a quien ni siquiera se le consideraba religioso; también se dirigía a Jericó, pero cuando él vio al herido se detuvo, tuvo compasión de él y acudió en su auxilio. Observad los pasos: (1) primero lo vio- no sólo la sangre y la ropa rasgada, sino al hombre; (2) tuvo compasión de él-qué palabra tan extraña en un mundo tan egoísta donde nos codeamos con tanta gente pero tocamos tan pocos corazones; (3) se acercó a él; no se pasó de largo sino que estuvo dispuesto a intervenir, a involucrarse; y (4) lo auxilió-no dijo: "Cuando llegue a Jericó voy a avisar para que manden una ambulancia para que vengan y lo recojan". ¡No! El lo ayudó. Estuvo dispuesto a molestarse, a ensuciarse, para ayudar a restau rar a aquel pobre.



Todos nosotros estamos en un camino a Jericó, y hay miles y miles de hombres y mujeres fracasados, asaltados, heridos, hambrientos, cargados de pecado, sangrando por los golpes de la vida, en su mente, su cuerpo y su espíritu. Que Dios perdone nuestro egoísmo cuando nos rehusamos a detenernos, a molestarnos, a ayudar, y nos pasamos de largo. Que Dios nos ayude a levantar nuestros ojos de todo lo que es trivial, superficial, secundario, y ver bien los campos. Entonces caeremos sobre nuestras rodillas hasta que seamos llenos del poder de su Espíritu Santo, y nos levantaremos e iremos a hacer nuestra parte por redimir al mundo.

Juan Wesley






5 GIGANTES.El mundo está lleno de problemas. Algunos son pequeños y algunos son enormes. Considerando los problemas que el mundo enfrenta hoy, y llegamos a la conclusión de que son cinco gigantes — cinco problemas graves que afectan a miles de millones de personas.




Éstos son los problemas que deseamos abordar, creyendo que Dios obtiene la mayor gloria cuando nosotros atacamos a los mayores gigantes. Estos problemas son tan enormes que pueden ser tratados solamente con dependencia total de Dios y en total unidad — tu congregación y la mía, todos cristianos alrededor del mundo — trabajando juntos para enfrentarlos



Aquí están los problemas gigantes:



1. El primer gigante global es oscuridad espiritual.



Aquí está una verdad alarmante: Miles de millones de personas ni siquiera han oído el nombre de Jesucristo. Tres mil grupos distintos de personas alrededor de nuestro mundo incluso no sabrían si ya oyeron el nombre de Jesús.



“¿Quién es ése?” preguntarían. “¿Cuál es la importancia de ese nombre?”



Esta gente no sabe nada sobre Jesús o sobre Dios. ¿Si fueras uno de los que nunca han oído el nombre de Jesús, no quisieras que alguien viniera y te dijera algo sobre nuestro Salvador, nuestro Señor? La Biblia dice en Romanos 10:14 (NCV), “Antes de que la gente pueda pedir al Señor ayuda, ellos debe creer en él; y antes de que puedan creer en él, deben oír hablar él; y para que oigan hablar el Señor, alguien debe decirles.”



El gigante más grande de nuestro mundo es hoy el hecho de que por lo menos mil millones de personas no conocen a Jesucristo.



2. El segundo gigante que deseamos abordar es la carencia de líderes que sean siervos alrededor del mundo.



Alrededor del mundo, hay un montón de personas que están en posiciones de liderazgo que abusan de su poder. Muchos rehúsan utilizar su poder para el bienestar de su gente — en lugar de esto eligen utilizarlo para sí mismos. Esto ha creado caos en el mundo.



Los líderes deben tener una base moral. Deben tener sabiduría. El libro de Proverbios en una versión dice en 11:14, “sin la dirección sabia, está la caída de una nación.” Proverbios 16:12 b dice, “la dirección sana tiene una fundación moral.” Y Zacarías 10:2 dice, la “gente vaga alrededor como ovejas perdidas. Ellas están en apuro porque ellas no tiene ningún líder.”



Entre los cristianos nacidos de nuevo en el mundo hay 2.1 millones de pastores y líderes de la iglesia. De estos, 1.9 millones nunca han tenido entrenamiento alguno. No sólo estos líderes no han ido al seminario o a la escuela bíblica, incluso no han ido a la escuela secundaria y a veces ni si quiera a la primaria. No tienen ningún entrenamiento — pero conducen la iglesia. Esto debe ser remediado.



3. El tercer gigante que vemos después es la pobreza.



Más de la mitad del mundo – esto es tres mil millones personas — vive con un presupuesto menor a dos dólares por día. Una sexta parte de la población del mundo vive en villas miseria. Ésas son estadísticas desgarradoras. Una versión de Proverbios 28:7 dice, “El hijo entendido se sujeta a la ley; el derrochador deshonra a su padre..”



Es fácil vivir en una burbuja y pensar que el resto del mundo vive como uno. Cuando estamos ocupados solo en nuestras vidas diarias, nos olvidamos de cómo es que la mayor parte del mundo vive, incluso tendemos a juzgar a gente por ser pobres. Job 12:5 dice “Aquel cuyos pies van a resbalar. Es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas.”



Cómo hablar con los padres de 10 millones de pequeñas muchachas que se venden a la prostitución en el sur de Asia Oriental. Sus familias viven en tal pobreza que no ven otra manera para alimentar a sus familias que vender a sus pequeñas hijas en prostitución. Es una existencia horrible.



4. El cuarto gigante que deseamos atacar es la enfermedad.



Por lo menos mil millones de personas sufren los efectos del hambre y de la sequía. Tienen hambre y están desamparados. Son indigentes. Debemos hacer algo sobre eso.



Salmo 38:6 - 11 dice, “Me siento cansado, y totalmente deprimido; todo el día ando muy triste. Estoy ardiendo en fiebre; nada en mi cuerpo está sano. Estoy muy débil y adolorido; tengo la mente aturdida. ¡Por eso me quejo! Dios mío, pongo ante ti mis más grandes deseos;¡no te los puedo esconder! Mi corazón late con ansias, las fuerzas me abandonan, la vista se me nubla. Mis amigos más queridos se quedan lejos de mí por causa de mis males; mis parientes cercanos se mantienen a distancia.”



Hemos visto los efectos de la pobreza mientras hemos viajado. Hemos visto los efectos de la gente con VIH/SIDA. El estigma es enorme. Sus propias familias los abandonan. Sus cuerpos pierden peso lentamente, víctimas de ‘infecciones oportunistas’. Como cristianos, nosotros no podemos ignorar a estas personas.



Ezequiel 34:4 dice, “Las débiles no habéis fortalecido, la enferma no habéis curado, la perniquebrada no habéis vendado, la descarriada no habéis hecho volver, la perdida no habéis buscado; sino que las habéis dominado con dureza y con severidad”.



5. El quinto gigante que deseamos abordar es la ignorancia.



Más de la mitad del mundo sigue siendo analfabeto. ¿Cómo puede un país crecer y ser fuerte económicamente cuando sus ciudadanos no saben leer, no pueden escribir, y no saben los fundamentales de la matemáticas y de la ciencia que creemos que ya nos ha sido concedida? No es ninguna maravilla que estos países no sean fuertes. Oseas 4:6a dice, “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento.” Hay una necesidad desesperada de profesores y escuelas además de materiales que los ayuden a crecer.



Estos cinco gigantes pueden ser derribados. Podemos hacer la diferencia.







Rick Warren

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